visitas

Saturday, October 27, 2007

Un día dedicado a mi primo “Jiggly”

En comparación a la dinámica de los últimos meses, ayer fue un día movidito. Milagrosamente me levanté temprano porqué a las 11:45 tenía mi segunda cita con el psicólogo. Por el momento, es el “elegido” para que conduzca mi terapia cognitivo conductual.

Por suerte estuve avispado y logré convencer a mi primo “Jiggly” para que me acompañara y así poder ahorrarme tener que conducir. La sesión apenas duro unos 30 minutos porqué no fuimos puntuales. Normalmente calculo unos 30 minutos de media para llegar a Barcelona desde casa. Está vez no tuve en consideración la variable de mi primo al volante. Conduce cómo un auténtico yankee: no superaba los 100km/h por autopista, conducía por el carril izquierdo, parecía que giraba a cámara lenta y es un inepto total para aparcar el coche en un margen de tiempo aceptable.

Durante la primera parte de la sesión, me dediqué únicamente a responder las preguntas del doctor. En esta fase previa, el psicólogo recapta el máximo de información antes de poder empezar con algún tipo de ejercicio. Impacientado, volví a mencionar el zeldox cómo principal sospechoso de mi extrema depresión pasando de las preguntas que me hacia. No estoy dispuesto a pasar por un psicoanálisis demasiado exhausto, quiero sentirme bien de una maldita vez. La paciencia se me agota y si sigo limitándome al ritmo de una hora por semana para tratar mi enfermedad, estaré curado de aquí 10 años.

Acabada la sesión y después de una fallida intentona de montarnos en el pasaje del terror del tibidabo (abierto sólo sábados y domingos), di la oportunidad a mi primo de probar las mejores patatas bravas de toda Barcelona. Se indignó porqué acabó comiendo hamburguesa y huevo frito. Según él, ha venido con la intención de comer sana y ligera comida mediterránea. Eso sí, se pasa el día remojando pan con aceite de oliva extra virgen y sal.

Por la tarde, fuimos a hacer la compra en el hipermercado. Mi primo iba comprando a medida que recordaba lo que le hacia falta y acabamos mareados de tanto ir y volver entre pasillo y pasillo. Mi primo es nefasto en términos gastronómicos. Su dieta se limita a carne, pasta y papas fritas. No tolera nada que proceda del mar y detesta el 80% de las hortalizas. Es el típico que a los 40 años aún estará pidiendo el menú infantil en los restaurantes. Haber vivido en Estados Unidos más de 10 años le está pasando factura.

Después, me acompañó a derrochar el poco dinero ahorrado que me queda para comprar un nuevo juego para la consola. El balance de mi cuenta corriente no para de descender.

A la noche, me convenció para que saliéramos y fuéramos a tomar algo con un par de brasileras. Una de ellas es hija de una amiga de la madre de mi primo y estábamos medio coaccionados a sacarlas a beber y bailar una noche. Han venido desde Sao Paulo a impartir un master en management y están cómo locas por conocer gente.

Al principio la cosa fue bastante bien. Risas, bromas, cachondeo, etc. Fui capaz de disimular e intentar parecer que estaba completamente normal. Adentrados a la noche, fuimos a una discoteca y paulatinamente me fui desanimando. Mi capacidad artística para disimular mi lamentable estado fue decayendo y cada vez me suponía un mayor esfuerzo actuar, ya fuera bailando o diciendo algo bonita a una de las dos.

Al final, me quedé sin fuerzas y una de ellas comenzó a interrogarme si me encontraba bien o si estaba deprimido. Obviamente no le dije todo lo que me estaba sucediendo para no amargarle la noche y amagué diciéndole que empezaba a estar un poco cansado pero que, cómo buen primo, me quedaría hasta que mi “Jiggly” se quedara sin energía.

Una de ellas es realmente atractiva, guapa, divertida y muy simpática. Me hubieses gustado poder matizar algo más pero en este estado soy incapaz de seducir ni a un perro con un filete. La chica acabó concluyendo que yo era un aburrido y un amargo. En cambio, ambos coincidimos en que mi primo era una persona que sólo sabía pasárselo bien, un auténtico winner.

1 comment:

Anonymous said...

" No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas,cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas.Esto significa que vives."
F.Kafka