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Sunday, October 14, 2007

Tarde de Cine

Después de estar toda la tarde sin hacer nada más que viendo que móvil puedo comprarme y pasear el perro 15 minutos, he ido con mi amiga “oki” a ver la película “el orfanato”, de Guillermo del Toro. Era domingo por la tarde y, cómo cabía esperar, el cine estaba a rebosar de gente. Al principio me ha sorprendido porqué era fin de semana de puente y creía que mucha gente habría salido. Pero luego me he dado cuenta que la emigración no era suficiente para contrarrestar el efecto “domingo sin fútbol”, en el que el poder de convicción de las mujeres en las parejas aumenta exponencialmente. De todos modos, había comprado la entrada con antelación vía Internet y no hemos tenido que hacer cola alguna.

Antes de empezar la sesión, consternados por la gran multitud de gente, hemos discutido las dosis de palomitas que debíamos comprar. Me ha convencido para que sólo pidiéramos una ración grande para compartir. Aún no habíamos ni entrado en la sala y la cantidad de palomitas había descendido de manera alarmante. He ido de nuevo a la tienda y “Oki” se pensaba que iba a pedirles que me la rellenaran cuando en realidad quería comprar otra ración mini para compensar. Cuando estaba por pagar, “Oki” ha hecho una intervención magistral inventándose que se me habían caído al suelo y que me daba vergüenza pedir que si me lo podían rellenar. El trabajo en equipo es infalible, me acababa de ahorrar ¡4 euros!

En la sala no quedaba ni una sola butaca libre y cuando subíamos las escaleras dirigiéndonos a nuestros privilegiados puestos, iba etiquetando de “losers” a todos aquellos que estaban sentados en filas de “tortícolis”.

Durante la película se han escuchado los clásicos murmullos después de cada sobresalto. También había el clásico gilipollas que intentaba hacerse el gracioso adelantando el momento puntual del susto con un patético “buhh”.

La película no nos acabado de convencer a ninguno de los dos porqué no nos hemos asustado cómo teníamos previsto. También ha sido propiciado porqué ambos estamos en fase depresiva y resulta más complicado ponerse en la piel del personaje. Ella porqué recientemente ha perdido un ser muy querido y yo porque no paro de martirizarme con mis pensamientos obsesivos. No hemos conseguido descifrar del todo bien el entresijo de la película pero nos hemos consolado cuando oíamos a espectadores que estaban mucho más perdidos que nosotros.

Una vez terminada la película, la he devuelto a casa. Parece increíble que incluso ella que, aún perdiendo una figura vital cómo la que representa el padre, se preocupe por mí y por mi estado. Tiene un corazón infinito y una facilidad de afecto hacia las personas terriblemente enorme. Personas cómo ella hay pocas en el mundo. Siempre dando sin preocuparse por lo que recibe. Desde aquí “Oki”, te mando un fuerte abrazo.


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