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Monday, October 22, 2007

Semana ajetreada: el entorno cambia

Después de casi una semana sin escribir, he vuelto para anunciaros que sigo vivo y que sigo dispuesto a luchar aunque menos esperanzado de lo habitual.

Admito que escribir una nueva entrada me cuesta cada vez más. A pesar que de que en términos ambientales y de entorno hayan podido cambiar muchas cosas, mi cabeza sigue obsesionada y totalmente perturbada por los mismos pensamientos de cada día. Vivimos en una sociedad sin sentido, una sociedad de locos. Cómo demonios se entiende que alguien como yo, con tan sólo 25 años, repleto de vitalidad y salud física, con familia y hogar, una carrera, idiomas, rodeado de infinidad de oportunidades y amigos (en principio) que me quieren mucho, sabiendo tocar el piano, dj, etc. ¿Cómo puede ser que esté deprimido?

En fin, como decía, esta semana han sucedido varias cosas a mí alrededor. Hace una semana, sin saber porqué, me compré una bicicleta. Cómo no tenía ganas de pensar ni estudiar el mercado, opté por la vía rápida. El padre del novio de mi hermana mayor es un fanático de las bicicletas. Me puse en contacto con él y esa misma tarde, quedamos en la Mecca de las bicicletas en Barcelona.

Después de enseñarme varias bicis y especificarle que la quería sobretodo para circular por la ciudad, le pregunté que con cual se quedaría. Dicho y hecho, tal y cómo me dijo una, llamé al dependiente para que me la preparara. Al padre del novio de mi hermana se le veía muy entusiasmado mostrándome todos los modelos y dándome indicaciones de cómo ser un buen ciclista. Que envidia, es un apasionado del ciclismo y está gozando dándome consejos. Yo seguramente podría hacer lo mismo aconsejándolo en que tendría que hacer para deprimirse.

La semana pasada me instalé en casa de mi tío pero cómo me imaginaba, nada ha cambiado. Aunque si reconozco que me ha costado mucho menos esfuerzo salir a la calle para pasear. También he tenido la oportunidad de sentir lo que es ir en bici por la ciudad. Es divertido porqué todo el mundo te respeta y puedes hacer casi lo que te de la gana.

Mi primera ruta


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Conseguí cumplir con los objetivos marcados antes de que terminara la semana: Finalmente compré un móvil nuevo gorroneando los puntos de mi padre, me informé sobre clases de boxeo en varios gimnasios, seguí con las odiosas clases de solfeo y armonía, acudí a una sesión de yoga y aprendí una canción nueva de piano.

Pero seguramente el evento más importante fue mi primera visita con el psicólogo que va a ser el responsable de mi terapia cognitivo conductual. Me pareció un tipo agradable, afable pero un poco pijito. Tenía una Montblanc que debía costar al menos 60 euros y vestía con una cursi camiseta rosa Ralph Lauren. Esta semana vuelvo a tener sesión con el y podré tener la posibilidad de evaluarlo más detalladamente.

El viernes quedé para cenar con una chica que conocí durante mi etapa más ansiosa antes de caer en la maldita depresión. Es una americana de origen colombiano, de aspecto mulato, más bien bajita con unos exuberantes pechos y una sonrisa profident. Es muy sencilla y le encanta el lujo. Mi única pretensión fue darle pena pero que estaba dispuesto a luchar. Le comenté que guardaba un bonito recuerdo de ella porque fue la única persona capaz de apartar por unos días mi angustiosa ansiedad. Ahora se que tengo la puerta de su casa siempre abierta y que puedo ir cuando quiera a visitarla.

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